h) En general, podemos hablar de un estilo vital, como muestra el Aria sopra la Bergamasca de Marco Uccelini, ejemplo de la música de cámara que en el XVII entró a formar parte del repertorio de Palacio, ejecutada por profesionales o por nobles aficionados. Pronto se fijaron algunas formas y surgieron combinaciones instrumentales cuyo objetivo era la expresión de las más variadas emociones (Descartes sintetizó cinco tipos de afectos básicos: admiración, odio, deseo, alegría y trsiteza); según esta “doctrina
de los afectos”, se representaban en música las pasiones y los sentimientos: el modo mayor, la consonancia, el registro agudo y el tempo rápido para expresar alegría; el modo menor, la disonancia, el registro grave y el tempo lento, para representar la tristeza.
Interpretativamente, el legato para la tristeza, la el stacatto para la alegría, etc. Con tanta
variedad, el arte barroco es vital, todo contraste: la calma en la agitación. Así, surgieron danzas y piezas elaboradas sobre bajos ostinatos, esquemas que se repetían cada cierto número de compases, acompañando a unas melodías que se enriquecían en cada repetición. A partir de estos modelos de origen italiano, todos los grandes músicos elaboraron sus propias composiciones.
El dramatismo barroco es claramente perceptible en el Aria del Genio del Frío de la ópera King Arthur (Henry Purcell), encontramos la respuesta del Genio del Frío (un bajo) a Cupido, divinidad del amor, mientras se congela.
What power art yhou, who from below
hast made me rise unwillingly and slow
from beds of everlasting snow?
See’st thou not how stiff and wondrous old
far unfit to bear the bitter cold,
I can scarcely move or draw my breath?
Let me, let me freeze again to death.
¿Qué fuerza eres tú, que me has hecho
de mala gana levantarme
de las camas de las nieves eternas?
¿No ves que, vencido por los años,
demasiado obeso para soportar el frío helado,
apenas puedo mover ni exhalar el aliento?
Vete, deja que me congele de frío hasta morir.