No se porqué pero no me extraña nada el titular de esta publicación de “El Principito”. Parece que la cosa empieza a tomar tintes dramáticos y no porque no lo supieramos sino porque ahora parece que los medios se están haciendo eco del problema. Esto no ha hecho nada más que empezar. Que Dios nos coja confesados.
Por cierto el video es muy bueno para la concienciación de los escolares de los problemas que puede acarrearnos la obesidad.
La educación española es líder en niñas y niños gordos.
La obesidad infantil se está convirtiendo en un verdadero problema en la sociedad española. Las actividades sedentarias siguen comiendo terreno al ejercicio físico, hasta el punto que para muchos niños y jóvenes, el ejercicio motor grueso o el deporte, se reduce a las clases educación física, que por cierto, en el currículo de educación primaria, se le dedica muy poco tiempo: dos sesiones semanales que se traducen en menos de dos horas semanales en muchos casos.
En la actualidad afecta a un 26,5%, situando a los españoles a la cabeza de Europa, mientras que estamos en la cola en el tiempo dedicado al ejercicio físico en tiempo lectivo.
Es urgente una reflexión profunda sobre este tema. ¿Qué está ocurriendo? Si gozamos de una magnífica gastronomía y un clima extraordinario para la actividad al aire libre… ¿cómo es posible que hayan cambiado tanto los hábitos? ¿Dónde está el problema? ¿Cómo podemos frenarlo?
- Concienciación del problema.
Conocer y valorar la importancia real del sobrepeso infantil. Y hacerlo desde un enfoque transversal que implique a la comunidad educativa en su conjunto. Es tarea de todos que los más pequeños no sucumban ante la bollería industrial, dulces y golosinas, y que los padres no cedan ante la comodidad de mandar al colegio a sus hijos con un cualquier dulce que adquieren de camino al colegio.
Desde el centro se debe promover que los alumnos valoren la importancia de una dieta saludable. ¿Qué pasaría en la selva si los animales comieran demasiados dulces? Podría ser un buen comienzo para iniciar un proyecto desde el aula infantil o el centro educativo. Evitando, de este modo, programas que a veces se implementan en las aulas con “calzador” y suelen limitarse a un par de talleres “simbólicos” a lo largo del año, que se convierten en anécdotas dentro del currículo educativo con muy pocos beneficios reales.
- Estimular que los centros educativos lideren el cambio de hábitos. Es imprescindible que se implemente un programa que se ajuste a la realidad del contexto. Diagnosticar la situación previa, involucrar a la Comunidad Educativa e implementar actuaciones para evitar el consumo compulsivo de bollería industrial y para estimular el deporte y el ejercicio físico.
Dejamos algunas cuestiones para la reflexión:
- ¿Se hacen suficientes reuniones y talleres de concienciación para madres y padres? En el aprendizaje de hábitos el modelo familiar tiene un enorme poder. Muchos padres pretenden que sus hijos adquieran hábitos de alimentación sana en la escuela, mientras no lo aplican en casa.
- ¿Hay demasiados deberes que frenan el estímulo de la actividad física?
- ¿Sería útil la prohibición de cierta bollería en tiempo escolar?
- ¿Deben los Centros, a través de sus AMPAS, tutores o Departamentos de Educación Física canalizar la oferta de ocio de la Comunidad?
- ¿Ofrecen los comedores escolares una alimentación sana?