Se ha publicado un interesante artículo en El País sobre las insuficientes horas de EF en nuestro sistema educativo. Es digno de señalar que al menos en algo estamos a la cabeza de Europa, somos de los primeros en dedicar el mínimo tiempo a que nuestros escolares hagan actividad física. Desde aquí doy mis felicitaciones a quien corresponda tan digno honor. Sólo espero que no tengamos que arrepentirnos de esto, (que así será), en un futuro no muy lejano.
España es uno de los países de Europa que menos parte del horario de la ESO dedica a la asignatura de Educación Física, según un reciente estudio de la oficina de estadística escolar de la UE (Eurydice). Francia destina, en educación secundaria, el 14% del “currículo mínimo recomendado” a esta asignatura, “mientras en España, Malta y Turquía el porcentaje es solo el 3%-4%”, dice el texto. En general, la mayoría de las comunidades autónomas programan dos horas semanales de Educación Física en la ESO (en lugar de una, el mínimo fijado por el Gobierno), pero aparte de que el resultado está todavía muy lejos del tiempo de clase de países como Francia; es insuficiente, según los expertos.
De hecho, en las estrategias españolas de fomento del deporte en edad escolar que recoge el estudio de Eurydice, se marcaban como objetivo “alcanzar y consolidar unos mínimos horarios que aseguren una práctica de actividad física y deportiva recomendable entre la población en edad escolar”, según el Plan integral para la actividad física y el deporte, del Consejo Superior de Deportes, CSD, de 2010. Un año antes, en un estudio similar del CSD se hablaba de trasladar “a las administraciones competentes la necesidad de aumentar los mínimos horarios relacionados con el área de Educación Física, atendiendo como mínimo a las recomendaciones del Parlamento Europeo (2007) que aconsejan, al menos, tres horas a la semana”.
El Ejecutivo descarta un aumento del tiempo mínimo para esta asignatura
El presidente del Consejo de Colegios Oficiales de Licenciados en Educación Física, Vicente Gambau, reclama de nuevo —ahora que el Ministerio de Educación está impulsando una nueva ley— que se establezcan, al menos, esas tres horas semanales de clase de Educación Física de las que habla el Parlamento Europeo, pero con la aspiración de llegar a cinco horas. Esto implicaría aumentar una clase semanal más en la ESO, ofrecer la asignatura en 2º de bachillerato y aumentar ligeramente el horario en algunas comunidades en la educación primaria. De hecho, la materia perdió espacio en primaria tras la anterior reforma legal (la LOE, de 2006) y la mayoría de las autonomías no compensaron esa disminución en los horarios finales (las autonomías tienen margen para completar el tiempo escolar). En 14 comunidades se perdió tiempo de Educación Física en primaria, según un trabajo de repaso de 2007 de UGT.
Lo cierto es que, si se trasladara al horario escolar cada petición de más espacio por parte de algún sector, los niños necesitarían jornadas de trabajo de 18 horas. Sin embargo, los especialistas en educación física y en salud insisten en que en este caso la mejora es especialmente importante. “Hace falta más duración de las clases y más calidad. Hay que implicar a los padres y a los docentes de otras asignaturas”, señala el profesor de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad de Navarra Miguel Ángel Martínez. El experto recuerda que la clase de Educación Física no es solo el tiempo de deporte, sino la base sobre la que deben asentarse todos los hábitos saludables de los jóvenes. “Hoy existe más concienciación sobre el tema, pero se ha dicho mucho y se ha hecho poco”, insiste.
Por ejemplo, aquel trabajo del CSD de 2009 decía: “En la sociedad occidental en general y en la española en particular, se detecta un aumento progresivo de los hábitos sedentarios de los escolares. Los indices de sobrepeso y obesidad infantil han crecido de forma alarmante los últimos anos. El estudio ENKID sitúa el índice en un 26,3%, el más alto de Europa junto con Malta y Grecia. Los hábitos de ocio vinculados a los videojuegos y a las actividades sedentarias, cada vez son mas frecuentes entre los y las jóvenes”.
La mitad de los adolescentes de 15 años solo hacen ejercicio en esa clase
La ministra Sanidad, Ana Mato, proclamó a finales del año pasado la conveniencia de que los niños y adolescentes dediquen al menos cinco horas a la semana a actividades físicas. Lo dijo en una convención sobre el plan NAOS (Estrategia para la Nutrición, Actividad Física y Prevención de la Obesidad), dentro del cual, por ejemplo, se ha limitado la venta de refrescos y bollería en las escuelas. Sin embargo, aunque tiene el compromiso de seguir fomentando el deporte en edad escolar, el Ministerio de Educación descarta un aumento del horario mínimo de Educación Física en los currículos, explica un portavoz del departamento que también es de Cultura y Deporte. Eso sí, añade, dentro de las posibilidades y los márgenes de decisión de los centros, destacan que los colegios e institutos que lo deseen podrán especializarse en deportes (dedicándole, por tanto, más tiempo).
Pero los especialistas advierten de que, aunque hay muchos escolares que sobrepasan esa recomendación de cinco horas (dentro y fuera de las clases), un tercio de chicos de 9 a 17 años realiza actividad física con una frecuencia insuficiente y que, a partir de los 15 años, la mitad de los adolescentes solo la realizan en la clase de Educación Física, según una encuesta de 2010 hecha por el profesor de la Autónoma de Madrid Juan Luis Hernández Álvarez.
Además, Gambau insiste en que el tiempo efectivo de ejercicio se reduce mucho por los desplazamientos, el cambio de ropa, la ducha (unas cuestiones de higiene que, en la inmensa mayoría de los casos, se respetan, asegura). Y sobre todo, resalta lo que escribió en una carta a los ministros de Sanidad y Educación:
“Hay evidencia científica de que resulta posible incrementar las horas de educación física hasta una hora diaria, reduciendo consecuentemente el tiempo asignado a otras materias académicas, sin que eso suponga un deterioro del rendimiento académico en los escolares y sí una mejora de diversos indicadores de salud”.
El especialista Daniel N. Ardoy, por su parte, se refiere a los valores que transmite el área, esos del esfuerzo, la cooperación o la superación… Estos, en su traducción al lenguaje escolar de competencias básicas (las que según Europa deberían tener todos los jóvenes al terminar la escuela obligatoria), son “la competencia social y ciudadana; autonomía e iniciativa personal, o aprender a aprender, que, entre otras, se trabajan en mayor medida en Educación Física”, asegura Ardoy.
En diferentes estudios realizados se concluye que únicamente la mitad de los adolescentes de 15 años solo hacen ejercicio físico en la clase de educación física. De hecho en mi estudio realizado para el TFG únicamente el 47 por ciento de la población de Almazora de niños en edades comprendidas de 6 a 12 años practica actividad física fuera de los centros. Pero este porcentaje no mejoraba con el paso de los años sino al revés. El porcentaje de práctica desde los 13 a los 17 años únicamente el 36 porciento realizaba práctica deportiva. Peor era el caso en las mujeres.
Los datos empíricos demuestran esta baja práctica deportiva además que está comprobado empíricamente que las células grasas acumuladas en estas edades suelen transferirse en las edades adultas difícilmente perdiéndose estas materias grasas. Implicado esto un aumento de las enfermedades como; la diabetes, hipertensión, arteriosclerosis, el sobrepeso y demás enfermedades cardiovasculares.
Esta situación es tan absurda como que los propios gobiernos reconocen el problema que se plantea al no realizar la suficiente actividad física pero no se insiste desde los centros escolares por enseñar y educar a los niños y jóvenes unos patrones básicos para la posible educación física. Desde el punto de vista que lo tratamos, creemos necesario un aumento de las horas lectivas en educación física para poder aportar mayor conocimiento de las guías y reglas, y maneras de entrenamiento para toda la población sobre todo en la fase sensible del aprendizaje de estas tareas.
“Hay evidencia científica de que resulta posible incrementar las horas de educación física hasta una hora diaria, reduciendo consecuentemente el tiempo asignado a otras materias académicas, sin que eso suponga un deterioro del rendimiento académico en los escolares y sí una mejora de diversos indicadores de salud”, Gambau 2013.