Imperativo categórico kantiano

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Lee una de las formulaciones del imperativo categórico kantiano que figura abajo y, desde ella, comenta la declaración del ministro de Edcuación, José Ignacio Wert, que recoge el titular de esta noticia.

Versión del imperativo categórico de Kant:

  • «Obra de tal modo que uses la humanidad, tanto en tu persona como en la de cualquier otro, siempre como un fin, y nunca sólo como un medio».

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Aristóteles. La amistad

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Aristóteles expone tres clases de amistad: […]
La primera clase es la amistad perfecta, que se da entre los hombres buenos e iguales en virtud, ya que éstos quieren el bien el uno del otro en cuanto que son buenos, y son buenos en sí mismos (“khatautó”). Esta clase de amistad es la más permanente. Con todo, estas amistades son raras porque tales hombres son pocos y, además, requieren trato, pues sin él, no cabe el conocimiento mutuo. El deseo de amistad surge rápidamente, pero la amistad no.

La segunda clase de amistad es la de aquellos que se quieren por interés, o no por sí mismos, sino en la medida en que se benefician en algo los unos de los otros.

La tercera clase de amistad es la de los que se quieren por el placer. Por tanto, en los que se quieren por interés, la amistad obedece al propio bien; y en los que se quieren por el placer, a su propio gusto. En estos casos, la amistad se subordina a los bienes mediales. En suma, estos dos tipos de amistad son imperfectos, y por eso fáciles de disolver: cuando ya no son útiles o agradables el uno para el otro, la amistad desaparece.”

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Idea de Paz

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Bajo el concepto de “paz”, o bajo el término “pacifista”, se suelen englobar un sin fin de posiciones que van desde el mantenimiento de la paz mediante tanques (teoría de la disuasión), hasta las teorías budistas más armonistas evitando pisar hormigas para no aumentar el propio karma. Ello conlleva la necesidad de una clasificación de los conceptos y las posiciones pacifistas que se han mantenido históricamente y se mantienen en la actualidad. Se trata de analizar los conceptos de paz en diferentes contextos categoriales en donde se han hecho presentes (biología-etología, etnología, psicología y sociología) mostrando la insuficiencia de cada una de estas visiones parciales a la hora de abordar con propiedad un análisis pertinente (y gnoseológicamente responsable) de este asunto.

Se trata de presentar un dispositivo analítico en el que la Idea de Paz, y su opuesta la Guerra son contempladas como un par de conceptos conjugados, ligado, a su vez, a otros pares de conceptos, igualmente conjugados, tales como: Hombre/Sociedad, Libertad/Autoridad, Tolerancia/Intolerancia…, de cuyas conexiones o desconexiones se obtienen posiciones ideológica definidas en torno a la Paz. Desde ellas se procedería a clasificar las opiniones indicadas y posteriormente a enjuiciarlas.

En las circunstancias actuales, sin perjuicio de la voluntad pacifista de la Organización de las Naciones Unidas, de los Tratados internacionales, &c., puede decirse que no ha pasado un año sin que una guerra –o una escalada terrorista o de violencia en general– haya tenido lugar en la superficie del planeta.

Para empezar ofrecemos varias muestras de la equivocidad del concepto de “paz”, que interactúa con otros muchos, que no siempre aparecen explicitados: violencia, lucha, conflicto, agresividad, guerra…, cuestiones que analizaremos en clase.

PAZ EVANGÉLICA

La serie de pinturas «El Reino de la Paz» del pintor naif y pastor cuáquero yanqui Eduardo Hicks (1780-1849), que pretendían ilustrar el versículo 11:6 de Isaías: «El lobo habitará con el cordero, la pantera se acostará junto al cabrito; ternero y leoncillo pacerán juntos, un chiquillo los podrá cuidar» representan muy bien la ingenuidad de la paz evangélica. Que se contrasta con esta otra paz de Cristo: «No he venido a traer paz sino espada.» (versículo de Mateo, 10,34).

PAZ POÉTICA

Imagina que no hay Cielo , es fácil si lo intentas, ningún Infierno bajo nosotros, sobre nosotros sólo el firmamento. Imaqina a toda la gente viviendo el presente. Imagina que no hay países, no es difícil hacerlo, nada por lo que matar o morir, ni tampoco religión. Imagina toda la gente viviendo la vida en paz. Puedes decir que soy un soñador, pero no soy el único. Espero que algún día te unas a nosotros, y el Mundo será uno. Imagina que no hay posesiones, me pregunto si puedes, ninguna necesidad de avaricia o ansias, una hermandad del Hombre. Imagina a toda la gente compartiendo todo el Mundo…”

Díficilmente se puede “imaginar” un ideario poético más contradictorio con la política, y concretamente con la política de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), porque lo que en él se pide es, en resumidas cuentas, su disolución: no puede haber “Naciones Unidas” si no hay Naciones (“Países”).

PAZ PEDAGÓGICA

Lee la noticia aquí

(por cierto, Pennsylvania fue fundada por un heresiarca cuáquero pacifista llamado Guillermo Penn)

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PAZ POLÍTICA

Kant: La paz perpetua, escrito en el plácido ambiente propiciado por la Paz de Basilea, firmada por Francia y Prusia en el año 1795.

Clausewitz: “De la guerra monumental tratado escrito por el oficial prusiano, paradigma del realismo político adquirido durante el enfrentamiento con la Francia napoleónica. En el año 2005 apareció una edición completa, la primera versión íntegra en español, de Vom Kriege, del general Carl von Clausewitz (1780-1831). 

Paz nazi (pincha aquí)

Paz de Gandhi

En su ensayo Reflexiones acerca de Gandhi” (1949) sostiene Orwell que Gandhi nunca percibió la naturaleza brutal del totalitarismo y por ende suponía toda lucha como una extrapolación de su propia disputa contra el imperio británico. Además, como el resto de los pacifistas, Gandhi eludía las preguntas más difíciles, y las respondía vagamente sólo cuando le eran impuestas desde afuera. Por ejemplo, Gandhi no tuvo más remedio que contextualizar la crítica contra la guerra al admitir que si se hubiera aplicado la resistencia pacífica ante una invasión japonesa en 1942, habría costado varios millones de vidas.

Paralelamente, al juzgar la bomba en Hiroshima (con el horroroso saldo de casi cien mil japoneses muertos) debe recordarse que sólo la toma de Okinawa poco antes había costado mayor número de muertos japoneses, además de doce mil norteamericanos, cien mil civiles adicionales, y decenas de miles de heridos de ambos lados.

En sus reflexiones sobre Gandhi George Orwell incluye una específica mención de los judíos. Dice Orwell en 1949:

“Con respecto a la última guerra, una pregunta que todo pacifista tenía una clara obligación de responder era: «¿Y qué de los judíos? ¿Está usted dispuesto a que se los extermine? Si no lo está, ¿cómo propone usted que se los salve sin recurrir a la guerra?”

“Debo decir que nunca escuché una respuesta honesta a esta pregunta por parte de un pacifista occidental, aunque escuché muchas evasivas.”

A Gandhi se le preguntó algo similar en 1938 y su respuesta está incluida en «Gandhi y Stalin» de Louis Fischer:

“Los judíos alemanes debían cometer suicidio colectivo, lo que habría levantado al mundo y al pueblo alemán contra la violencia de Hitler.”

Después de la guerra, Gandhi se justificó:

“Los judíos habrían sido de todos modos asesinados, así que podrían haber muerto de modo significativo.”

Paz soviética o la Paz de la Victoria (pincha aquí)

Themis, la diosa de la Justicia

Paz jurídica

Hablar de derecho penal es hablar, de un modo u otro, de la violencia. Violentos son generalmente los casos de los que se ocupa el Derecho Penal: robo, asesinato, terrorismo, rebelión. Violenta es también la forma en que el Derecho Penal soluciona estos casos: cárcel, psiquiátricos, suspensiones e inhabilitación de derechos. El mundo está preñado de violencia y no es, por tanto, exagerado decir que esta violencia constituye un ingrediente básico de todas las instituciones de este mundo. También el Derecho Penal. (extracto de un manual universitario de Derecho Penal: F. Muñoz Conde y M. García Arán, Derecho Penal. Parte general, Valencia, 1996)

Bastaría darnos un paseo por la capital navarra y comprobar el sentido dialéctico de esto que nos dice Platón: “Lo que las gentes llaman paz no es más que un nombre y, en realidad, hay por naturaleza una guerra perpetua y no declarada de cada ciudad con todas las demás” (Las leyes I, 625e).

El armonismo pacifista de la Plaza de la Paz de Pamplona

Fortificación militar de la Ciudadela de Pamplona

Y, por ahora, finalizamos con la Idea de Paz, en este caso política, de un filósofo español, Miguel de Unamuno:

atenea2Atenea

“Fue Caín el fratricida, el fundador del Estado, dicen los enemigos de este. Y hay que aceptarlo y volverlo en gloria del Estado, hijo de la guerra. La civilización empezó el día que un hombre, sujetando a otro y obligándole a trabajar para los dos, pudo vagar a la contemplación del mundo y obligar a su sometido a trabajos de lujo. Fue la esclavitud lo que permitió a Platón especular sobre la república ideal, y fue la guerra lo que trajo la esclavitud. No en vano es Atenea la diosa de la guerra y de la ciencia. Pero ¿será menester repetir una vez más estas verdades tan obvias, mil veces desatendidas y que otras mil vuelven a renacer?” (Del sentimiento trágico de la vida).

“Si vis pacem para bellum”

(Inscripción en el Centro Cultural de los Ejércitos de Madrid)

Era la consigna bajo la que actuaba el Imperio Romano. “Pax” significa pacto, es decir, suspensión de las hostilidades.

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Idea de Ciudadanía

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He aquí un documento sobre unos indignados desnudos ante los funcionarios de la policía, que en la madrugada del 16 de mayo de 2012 (en el contexto de la celebración del primer aniversario del llamado “movimiento 15M”) proclamaban lo siguiente: “No quiero ser español ni ciudadano”.

Una vez observado el vídeo, debéis realizar un comentario crítico relacionado con las dos obras de Platón leídas, “Apología de Sócrates” y “Critón, tratando de explicitar lo que Sócrates les replicaría a estos indignados por su postura adánico-primitivista.

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Mitología del veganismo

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Un ejemplo de fundamentalismo vegano. Un bebé de 11 meses con lactancia materna exclusiva por una madre vegana ha muerto y los padres están acusados de negligencia; la autopsia indicó que el bebé sufría de deficiencias de la vitamina B12 y la vitamina A, ambas fundamentales para el desarrollo de un niño, y que no se pueden extraer de una dieta vegetariana (pincha en la imagen para leer más).Pero desde algunas posiciones “científicas” hasta el veganismo es cuestionado. A mí, leído el artículo, me surgue alguna que otra duda: ¿cómo puede hablarse de sentimientos sin la psique, sin cerebro, sin neuronas, sin sinapsis, etc.?

Pero también hay quien incluso practica alguna otras vía “alimentaria” como la inedia. Claro que, uno no entiende muy bien cómo hacerlo compatible con la Ley de de Conservación de la Energía.

¡Que aproveche!

Los vegetarianos son menos sanos

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Mitología ecologista

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El creador de la “teoría” de Gaia, James Lovelock, admite no haber creado en realidad sino alarmismo. Y reconoce también que documentales como los de Al Gore, “Una verdad incómoda” (vídeo propagandístico profusamente distribuido en los colegios e institutos de enseñanza media en toda España), o “Los hacedores del clima”, de Tim Flannery han pecado también de alarmistas. Así, declara:

He sido un alarmista respecto al cambio climático

El problema es que no sabemos lo que el clima está haciendo. Creíamos que lo sabíamos hace 20 años. Lo que motivó libros alarmistas -incluido el mío- porque parecía muy claro, pero no es eso lo que ha sucedido.”

De acuerdo, cometí una falta.”

El fundamentalismo ecologista era tal que incluso el gobierno anterior de España, del PSOE, decidió incluir el “cambio climático” como materia obligatoria para los estudiantes españoles en la asignatura que ese mismo gobierno creó, “Educación para la ciudadanía”, a pesar de que numerosos científicos ya entonces dudaban de los datos apocalípticos que se ofrecían.

Toda una red de intereses creados – ecologistas, pedagogos, científicos, profesores, políticos- a base de cátedras, becas, másteres, donaciones, subsididos, ayudas y premios, se dedicaron a la publicitación de esta ideología. Dosis de ideología al servicio de poderosos grupos de implantación planetaria (por ejemplo, intereses económicos de empresas energéticas radicadas en determinados Estados en dialéctica con los intereses de otras empresas y Estados) que están haciendo un negocio redondo con estas teorías.

Al menos, es de agradecer que el señor Lovelock admita que sus especulaciones sobre el “calentamiento global” eran sólo eso, especulaciones. Pero el que parece no desdecirse es James Hansen, director del Instituto Goddard de Estudios Espaciales de la NASA, quien sembró la alarma del “calentamiento global” en el Congreso de los Estados Unidos en 1988, aprovechando el verano muy caluroso que hizo entonces en Washington y en todo el nordeste de Estados Unidos. Exageró el bautizado “calentamiento global” y sus peligros catastróficos. Los dueños de los periódicos aprovecharon el filón y hasta hoy han seguido explotando ese alarmismo.

El ecologismo (a diferencia de la Ecología) parece ser más bien una vaga filosofía moral que una ciencia en sentido natural. Mejor que un catálogo de verdades objetivas, una “sensibilidad” que impregna análisis vinculados siempre de un modo directo o indirecto con las sociedades humanas (antropología ecológica, ecología económica, “eco-feminismo”, etc.) y su posicionamiento político (más aún en un mundo “globalizado”).

Para que la “ecología” funcione como verdadera ciencia es necesario que posea capacidad para rectificar y falsar sus propias teorías y predicciones, y no dependa con ello de la arbitrariedad del sentimiento. Sin embargo, como en todas las “ciencias humanas” (y no es que existan “ciencias no humanas”), es muy difícil separar los núcleos de verdad de las demás presiones ideológicas, políticas y sociales que habitualmente las envuelven. No poder distinguir entre una esfera propiamente científica y otra más claramente ideológica o incluso mitológica puede derivar, sin embargo, en formas de “fundamentalismo ecológico” que no sólo sean dudosamente científicas, sino incluso moralmente dañinas.

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El mito de la felicidad

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Uno de los mitos más potentes en las sociedades políticas de las democracias de mercado homologadas del presente.

Pincha en el icono y accederás a los “expertos” de la felicidad.

Pincha en la imagen para leer las ideologías envolventes del mito de la felicidad.

“Don´t Worry, Be Happy”

La felicidad, la economía y la práctica empresarial

Felizólogos disertando sobre “La importancia de la sonrisa”.

Pero denuncian que la felicidad de Danone se edifica sobre la infelicidad de los veganos.

La “ciencia” de la felicidad

¿Puede existir una ecuación que permita calcular con exactitud matemática el índice de felicidad alcanzable por una persona en un momento dado? ¿Puede establecerse una predicción de futuro (científicamente mensurable mediante el uso de dicha ecuación) de la felicidad que una persona podrá tener en un determinado momento?

Quien esté leyendo estas líneas lo más probable es que se muestre muy sorprendido por el planteamiento mismo de ambas preguntas: ¿Cómo es posible que a alguien se le pueda ocurrir dos preguntas aparentemente tan absurdas –o al menos extrañas- como éstas? Podrá cuestionarse el lector. Pero… estos dos, y muchos otros, son los interrogantes que nos plantea el nuevo libro de Eduardo Punset, titulado: El viaje a la felicidad. Las nuevas claves científicas, de indudable éxito comercial.

En el último capítulo, titulado: La fórmula de la felicidad, Punset nos da su ecuación para poder calcular el grado de felicidad de un ser humano en un momento dado. Aunque podríamos precisar más y decir: “de un sistema biológico”, puesto que el autor sostiene que los animales también pueden ser felices, incluidos los unicelulares, como las amebas, por ejemplo.

La fórmula en cuestión es: Fórmula felicidad

Donde F es la felicidad; E las emociones implicadas en nuestras acciones; M los recursos y el coste energético del mantenimiento de nuestro organismo; B es la búsqueda de nuevos horizontes (intelectuales, emocionales, profesionales, etc.); P es el parámetro que define las relaciones interpersonales. R sería el símbolo que representaría a los factores externos reductivos de la felicidad, como por ejemplo: no desaprender los conocimientos y las experiencias innecesarias, nefastas o lesivas, el adoctrinamiento grupal (en el que Punset incluye a las religiones), los procesos de aprendizaje automatizados que dejan sin iniciativa al sujeto, y un predominio injustificado del miedo emocional por encima de las exigencias del estado de alerta necesario para la supervivencia. Finalmente, C sería el representante de los factores internos que llevan a la disminución de la felicidad, tales como: las mutaciones genéticas lesivas que producen enfermedades congénitas, el desgaste celular y el envejecimiento que conducen a la muerte, el estrés imaginado y, curiosamente, el ejercicio abyecto del poder.  Como simple curiosidad decir que se echa en falta en la ecuación las unidades de medición.

Según el autor, esta ecuación es tan importante que: “dentro de unos años, el sistema educativo enseñará a los niños que el primer paso en la búsqueda del bienestar radica en aligerar el denominador integrado por los factores reductivos y la carga heredada”. Quien no sea feliz, será porque no quiere.

En fin, no se trata más que de retórica cientifista; lo malo, aunque bueno para esta “literatura”, es que la gente no repara en nada y lo toma como literatura “científica”.

Estas referencias nos servirán para ser analizadas dentro de las coordenadas de las éticas materiales, formales y del materialismo formalista.

También trabajaremos la propia Idea de Felicidad a diversas escalas de análisis filosófico.

Lee aquí un artículo sobre la felicidad.

Dos obras de lectura imprescindible para prevenirnos contra las ideologías felicitarias:

Una obra literaria, “Un mundo feliz”, del escritor británico Aldous Huxley

Una obra filosófica, “El mito de la felicidad”, del filósofo español Gustavo Bueno

http://www.youtube.com/watch?v=o63eoovJTjs

¿Verdad o felicidad?

Y para contrastar la perspectiva metafísica de la felicidad,  lee aquí una muestra dialéctica, es decir, la infelicidad.

Miguel Ángel: “Mi alegría es la melancolía.”

Víctor Hugo: “La melancolía es el placer de estar triste.”

Goethe: “Nada más insoportable que varios días seguidos de felicidad.”

“La felicidad es de plebeyos.”

Baudelaire: “Dice usted que es un hombre feliz. Lo compadezco, señor, por ser tan fácilmente feliz. ¡Ya tiene que haber caído bajo un hombre para creerse feliz! Estimo más, mi distinguido amigo, mi mal humor que su beatitud. El hombre feliz ha perdido la tensión de su alma. Ha caído irremisiblemente. La felicidad no puede ser otra cosa que inmoral, amigo mío.”

Bernard Shaw: “Nada hay más fastidioso que una serie de días felices, no se los deseo ni a mi peor enemigo.”

Schopenhauer: “Cuando hemos reconocido de una vez por todas nuestros fallos y deficiencias lo mismo que nuestras características buenas y capacidades, y hemos puesto nuestras metas de acuerdo con ellas, conformándonos con el hecho de que ciertas cosas son inalcanzables, entonces evitamos de la manera más segura y en la medida en que nuestra individualidad lo permite el sufrimiento más amargo, que es el descontento con nosotros mismos como consecuencia inevitable del desconocimiento de la propia individualidad, de la falsa presunción y la arrogancia que resulta de ella.” (“El arte de ser feliz“).

Gustavo Bueno: «Pero el ánimo de satisfacción, disfrute, goce, deleite, relajamiento o placer, aunque supusieran que han de acompañar en general a todos los valores del predicado felicidad, no se confundirán con el placer, en el sentido de los “placeres sensibles”. No hay por qué reducir el «ánimo de satisfacción» al plano de los placeres sensibles, porque en la confor­mación de un tal ánimo habrán tenido que intervenir factores de todo orden, no sólo sensibles sino intelectuales. Queremos decir, por tanto, que es gratuito considerar el placer sensible como contenido capaz de acompañar a todos los valores de la felicidad: también los «dolores sen­sibles» pueden ser contenidos comunes de los valores de la felicidad.

La reducción de un valor de felicidad a su “disfrute” o “goce” no es sino psicologismo grosero, porque el valor de felicidad consis­te, en general, en algo específico que suele estar situado en un espacio «más allá» del acto de disfrutar o gozar. No se trata de afirmar que los valores de la felicidad hayan de existir al margen de los sujetos que los aprecian; sin duda todos los valores de felicidad han de ser antrópicos. Pero esto no quiere decir que puedan reducirse al momento de su disfrute o goce» (“El mito de la felicidad“).

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Slavoj Žižek y la tiranía del goce

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