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Todo comienza por conservar la paciencia y no desesperarse.

GUÍA RÁPIDA PARA FUNCIONAR COMO PADRES Y MADRES DE ADOLESCENTES

 Jaume Funes

 (Imprimir y dejar en la mesita de noche)

1. Siguen necesitando padres, madres, uno o los dos. No pueden seguir su adolescencia en soledad. Aunque nos gustaría descansar, no se ha acabado nuestra tarea educativa. Se emancipan desde la seguridad.

2. Servimos para que practiquen el rebote pero también para educarlos. Necesitan saber en qué confiamos, qué pretendemos, cual es nuestra propuesta de vida. Se orientan si tienen orientaciones. Los límites sirven fundamentalmente para poder controlar su angustia y se justifican para impedir lo irreversible.

3. No hace falta que les expliquemos lo que hacíamos cuando teníamos su edad. Nuestra experiencia no es su experiencia, aunque estén viviendo lo mismo. Podemos caer en la tentación de explicar “batallitas” sólo si nos las preguntan.

4. Convivir con adolescentes es aprender a madurar con garbo, a asumir nuestra “edad” con disponibilidad a mirar el mundo que va viniendo, el mundo en el que viven nuestros hijos e hijas. Se trata de ser maduros pero no carrozas.

5. Hay que estar dispuestos a tener algo en común con ellos y ellas. Por ello hay que dejarse enseñar y enredar en alguno de sus intereses de vez en cuando.

6. Debemos conseguir que haya otras personas adultas positivas en sus vidas, facilitar que tengan buenos tutores o que en sus actividades haya “monitores” con preocupación por sus vidas. No estaría de más ampliar nuestra preocupación hacia los hijos e hijas de otros.

7. Siempre se trata de mirar, escuchar, observar, a veces preguntar y otras participar en sus afirmaciones, diálogos y discusiones.

8. No debemos estar pensando siempre en problemas. Pero, hay que aprender a intuirlos, sabiendo encontrar el momento oportuno para intervenir y ayudarles.

9. A veces, hay que ayudarles a que se dejen ayudar… por otros.

10. Se trata de no rivalizar con ellos y ellas (siempre serán más jóvenes y mejores). Se debe disimular la envidia. No hay que dar por bueno ni aplaudir todo lo que hacen para mantener el buen rollo. No debemos pretender que se “enamoren” de quien nosotros nos enamoraríamos.

11. Sería preferible no andar más estresados que ellos y ellas para ayudarles a conseguir momentos de calma y seguridad. Nuestros desequilibrios también tienen que ver con sus vivencias de seguridad.

12. Tienen derecho a equivocarse y debemos permitir que ocurra. Sólo debemos pretender que no tenga demasiados costes y que puedan recuperarse con facilidad.

13. Se trata de dejar que, poco a poco, se vayan alejando.

14. No estaría de más recordar que no enseñamos sino que ayudamos a descubrir que no saben, sin que tengan que reconocerlo y sin que finalmente nos den las gracias. A menudo cuesta aceptar que semejantes personajillos nos den lecciones.

15. No “nos” fallan, no “nos” sacan buenas notas. No han de ser nuestros hijos. Han de ser ellos y ellas.

Este texto proviene del libro “EDUCAR EN LA ADOLESCENCIA. 9 Ideas clave”. Editorial Graó. Barcelona. 2010.

Es el resumen final de la Idea clave 8: Hacer de padre o de madre todavía es necesario. Todo comienza por conservar la paciencia y no desesperarse.

¿Qué hacer en caso de dificultades?

En el caso de que vuestro hijo-a está sufriendo una situación de dificultad, es fundamental mantener una actitud de calma y firmeza y seguir los siguientes pasos:

· Escuchar a nuestro hijo-a, mostrar interés por su situación sin magnificar la situación pero sin menospreciarla ( “No son tonterías de chicos”)

· Indagar en la situación, recoger todos los datos posibles y cerciorarse de que no se trata de algo fruto de su imaginación

· Ponerse rápidamente en contacto con el Instituto ( Tutor, Jefatura de Estudios, Orientación…) y solicitar la cooperación. Es muy importante aportar todos los datos disponibles. Acordar un plan de acción.

· Apoyarle, darle seguridad y compañía. Expresarle nuestra confianza. No culpabilizar

· Comentar y acordar con nuestro hijo/a, los pasos que se van a dar.

· NUNCA tomarse la justicia por la propia mano. Pensar con mucha prudencia acciones como llamar a otros padres, ” reñir” a otros chicos.

· En el caso de una situación realmente grave, acudir a la policía.

En caso de problemas

Si estás en una situación complicada, haz frente a esas agresiones. La mejor manera es decírselo a alguien.

No te quedes quieto, pide ayuda a tus padres, al Jefe de Estudios, a tu tutor, al Orientador. Ellos tratarán esta situación de forma confidencial.

Nadie tiene derecho a tratarte mal. No eres un chivato.

No te quedes callado.