Pseudosaberes

<![CDATA[

Blog donde se recoge la presencia de las pseudociencias en las universidades españolas. Interesante ver como la homeopatía y la sindología se hacen un hueco en nuestros campus. Y no digamos sobre el curso en la Facultad de Veterinaria de la UCM para aprender a comunicarse telepáticamente con los animales

Y no es que se niegue que sea realmente posible comunicarse con los animales, como cualquiera puede hacer con su gata o perro, sean humanos (como se trata de hacer en este mismo blog)… o como, por ejemplo, hacía Tarzán con Chita o los leones. Pero Tarzán no se comunicaba con ellos telepáticamente como tampoco lo hacen estos catedráticos veterinarios espiritistas. No les vendría a tales universitarios un paseo por la sabana para que descubrieran por sí mismos los límites de tales comunicaciones telepáticas. 

]]>

Día Mundial de la Filosofía

<![CDATA[

“Cuando la Organización de las Naciones Unidas para la Educación invita a celebrar el día mundial de la filosofía, bueno es recordar que el artículo 26 de la Declaración Universal de Derechos Humanos precisa que ‘la educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de la personalidad’.
Lo difícil de todas las proclamas cargadas de buenas intenciones es que se den las condiciones sociales de su cumplimiento. Baste mencionar el articulado de la Constitución española según el cual todo ciudadano tiene derecho a una vivienda digna. Sin embargo, tratándose del evocado derecho universal se da el problema añadido de que ni siquiera se toma realmente en serio lo que implica una educación integral, una educación que garantice el desarrollo efectivo de la personalidad.

Pues bien, nada más adecuado al respecto que recordar la tesis platónica según la cual la educación no ha de sustituirse a las capacidades innatas sino fertilizarlas, ayudar a que se desplieguen las facultades intelectivas y creativas que caracterizan al ser humano entre las demás especies animales. Sin duda no todo ser humano puede consagrar su vida a la investigación científica o a la tarea artística, pero, sin embargo, cada uno de los humanos se halla concernido por ellas, y tiene derecho a que se le ayude a reconocer que efectivamente es así, que lo que se dirime en estas tareas del espíritu también es cosa suya. Entre otras cosas, misión de la filosofía es recordar este derecho.

El motor de la filosofía no es tanto explorar desconocidos rasgos del mundo como restaurar una actitud ante aspectos (del entorno o de nosotros mismos) que eventualmente pueden ser ya conocidos, pero que no por ello dejan de ser sorprendentes. Para un investigador en física los principios del formalismo cuántico pueden constituir algo sabido, pero el simple ciudadano al que se ha dicho que en tales principios se pone en tela de juicio la idea que nos hacemos del mundo, tiene todo el derecho a exigir una educación general que no los obvie, que le haga partícipe de lo que en ellos se juega.

Afirmar la universalidad de la disposición filosófica implica que las interrogaciones fundamentales, que tantos por circunstancias sociales se han visto forzados a repudiar de sus vidas, están al alcance de toda persona tensada por lo desconocido e inquieta sobre su ser y su entorno. No se exige de entrada ser una persona culta y menos aún una persona erudita. La filosofía tiene sus problemas específicos, archivados en los grandes textos de su historia, pero tales problemas son el resultado de que el ser humano ha experimentado siempre una suerte de estupor ante la naturaleza y ante su propia existencia, estupor que le lleva a interrogarse, traduciendo sus vacilaciones y respuestas en conceptos y símbolos.

Pues, al igual que Descartes, Kant, Heisenberg o Einstein, ¿quién no se ha preguntado alguna vez si hay o no hay una realidad física exterior, que seguirá tras su eventual desaparición y la desaparición de todos los demás humanos, los cuales en apariencia tienen una percepción de tal realidad coincidente con la suya? Los instrumentos para responder en uno u otro sentido a esta pregunta cubren hoy miles y miles de páginas de sesudas revistas filosóficas o científicas y han sido esgrimidos como armas por algunos de los eruditos más importantes.

Pero la pregunta sigue siendo elemental y toda persona es susceptible de sentirse interpelada por la misma, hasta el punto quizás de que, si su vida material se lo permitiera, acuciada por tal interrogación, empezaría a dotarse de los elementos de información precisos para abordarla. Cosa que ya ha hecho alguna vez, al menos en una etapa tan ingenua como luminosa en la que la vida no estaba extraviada entre querellas evitables y expectativas ilusorias.

Es un desprecio a los ciudadanos considerar la vida del espíritu como cosa de minorías exquisitas y designar para el común la alternancia entre un trabajo puramente mecánico (cuando lo hay) y un ocio estéril. Obviamente, el asunto tiene implicaciones políticas y por eso el mero hecho de reivindicar una educación que empuje a una actitud filosófica es ya una cuestión de compromiso.

Cuando hace unos meses un importante consejero de Gobierno autonómico promulgaba una educación superior pública adaptada al mercado, explicitando que el propenso al estudio de la cultura griega habría de “pagarse el lujo”, no solo estaba despreciando a Eurípides y Aristóteles, sino también a Euclides, es decir, la matriz de nuestra cultura.

Lo democrático de la filosofía reside en la tesis, enunciada por Aristóteles, de que todos podemos instalarnos en la actitud interrogativa, a poco que nos liberemos de las barreras sociales que lo dificultan y que impiden realizar nuestra naturaleza de seres tallados por la razón y el lenguaje.”

Víctor Gómez Pin: Filosofía y derechos humanos

]]>

Aristóteles y la biología

<![CDATA[

Imperial College London
Professor Leroi

IMPERIAL BIOLOGIST EXPLORES LEGACY OF ARISTOTLE’S LAGOON IN NEW BBC DOCUMENTARY

New BBC4 documentary sees Imperial’s Professor Armand Leroi visit the lagoon which inspired Aristotle’s ideas on biology. – News

Date 13 Jan 2010
Category All
Last Updated 13 Jan 2010
email to a friend
Imperial College is not responsible for the content of external websites
Wednesday 13 January 2010
By John-Paul Jones
A new BBC documentary, developed and presented by Imperial’s professor of evolutionary developmental biology, Armand Marie Leroi, will reveal the debt modern biology owes to the ancient Greek polymath Aristotle.
Airing on Sunday at 9pm on BBC4 Aristotle’s Lagoon follows the professor in his exploration of the Greek lagoon which inspired Aristotle’s fundamental ideas on biology.
Professor Leroi, from the Department of Life Sciences, answers some questions on the programme below:
Why was Aristotle so important for science?
Well, Aristotle is a remarkable figure. Everyone knows him as the father of logic and philosophy, but people forget that he was the father of biology too. About a third of his surviving texts relate to biology and actually his thoughts on the subject inform his philosophy, his metaphysics and his ideas on a number of topics. In many ways he began it all, in effect developing an entire course on biology, including the classification of animals.
Why have people forgotten Aristotle’s contribution?
Up until the seventeenth century’s scientific revolution, when people spoke about biology they really spoke about Aristotle. His influence on early science was immense. It was so massive in fact that the science revolutionaries felt they had to destroy him during their attack on the old scientific system.
Despite this the impact of Aristotle’s thought endures to this day. Even Darwin remarked: “Linnaeus and Cuvier have been my two gods, though in very different ways, but they were mere schoolboys to old Aristotle.” What we’re trying to do with this programme is recover Aristotle for biology.
How did your new programme come about?
Ten years ago I was on holiday in Greece. I walked into a second hand bookshop in Athens and bought a copy of Aristotle’s Historia Animalium, or ‘History of Animals’. In the book’s preface the Scots biologist D’arcy Thompson claimed Aristotle did most of his biological work at a lagoon on the island of Lesvos. It just so happened that I was going to Lesvos anyway to visit some Imperial researchers at the university there. I spent two weeks at the lagoon and it really opened my eyes to what an amazing biologist Aristotle was. He had a deep and integrated physiological system for understanding the world around us.
It inspired me to begin working on a book, together with my friend and colleague Richard King (from the University of Glasgow’s Philosophy Department). Having made a Channel Four series based on my book Mutants I went on to make programmes for the BBC and when they asked if I’d like to make another, on a subject of my choice, I chose Aristotle.
Is it useful for scientists to have knowledge of the history of their field?
I don’t think knowledge of the history of science is essential but it does give a more global view and appreciation of the possibilities of science. One also sees echoes of issues we grapple with these days. It’s certainly been useful for me. As an example: Aristotle was insistent that the crucial point of understanding in dissection comes when putting the parts back together to see how an animal works as a whole. This very much chimes with systems biology today.
Another of your BBC programmes was on Charles Darwin and his contribution to science. Of the two, which project did you feel more passionate about?
Darwin is obviously hugely important, and also inspiring. I’d say, however, that this programme is extra special for me because, while everyone knows of Darwin, Aristotle’s contribution is so undervalued. People always say “Thanks to Darwin…” or “Because of Darwin…” and we want them to say “Thanks to Aristotle…”
As a university scientist why is it important for you to reach out to the public at large, through programmes like Aristotle’s Lagoon?
For three reasons: Firstly the public pays for science, so it’s important that we show them what we’re doing. Secondly, there are always anti-scientific forces in society, in various guises, and an ongoing battle. Scientists should always take the opportunity to show people how science is the only way to understand the natural world. Finally, science is a source of stories. These can give us joy and inspiration in what we do, and they have the added quality of being true, or as true as we can know. It’s natural for scientists to want to share these stories.
You revisited the lagoon when filming the programme. Do we know how much it might have changed since Aristotle visited millennia ago?
Aristotle’s work is perhaps the oldest description of a natural habitat in the world but he doesn’t give us a comprehensive diary of his time at the lagoon. Everything he mentioned, however, can still be found at the lagoon, from scallops at the lagoon’s mouth to the fish which travel in seasonally. He actually mentioned that scallop numbers had been high but had dwindled due to overfishing. Speak to a Greek fisherman today and he will say exactly the same thing. It suggests a cycle that’s been going on for thousands of years.
One of the most conspicuous changes is the presence of flamingos there today. They certainly weren’t mentioned by Aristotle but that’s not surprising as it appears they arrived in the last 50 years. They have been steadily moving east due to changes in the marshes that served as their usual habitat. The lagoon hasn’t escaped some environmental degradation either, especially with run off pollution in the water. Despite this, though, the diversity which Aristotle brilliantly recorded can still be found there today.
Aristotle’s Lagoon airs this Sunday, 17 January, at 9pm on BBC4, as part of the channel’s ‘Beautiful Minds’ series.

]]>

El cerebro (centrismo) de Punset

<![CDATA[

“Hace ya bastante tiempo que me rondaba la intención de escribir esta carta, advirtiendo en los artículos del señor Punset un cansino reduccionismo fisicalista en las explicaciones de todo tipo de conductas, desde componer ópera a a patearle el trasero a un sujeto que se anuda los zapatos en un parque (XL Semanal del 25 de septiembre). Para este autor (o quizá para su cerebro, del que tal parece, siguiendo sus tesis, una simple marioneta), el cerebro lo explica todo. Y si no, ahí están los genes.

La reducción de lo mental a la electroquímica cerebral no es más que una falacia. De la divulgación científica a la vulgarización de la ciencia no va más que un paso, la superación del dualismo cartesiano por un materialismo muy tosco. No me cabe duda de que si el señor Punset hubiese nacido en el siglo XV su conducta sería distinta (aun cuando su cerebro seguiría siendo el mismo). El cerebro no se emociona, no genera mapas ni imágenes, ni tampoco compone ópera; todo ello lo hace el sujeto con su cerebro, las personas a través de la conducta, inmersa en sus coordenadas culturales e históricas. Ni usted ni yo componemos ópera. Y no será por carecer de cerebro.”
DAVID GONZÁLEZ PANDO. GIJÓN.

XL Semanal nº 1253 (30 de Octubre-5 de Noviembre 2011), página 8.

Esta  acertada carta explicita una de las negativas consecuencias del fundamentalismo cientificista que padecemos en estos tiempos. El cerebrocentrismo de Punset es como tratar de dar cuenta racional de las fórmulas o ecuaciones que un matemático escribe en la pizarra a partir del análisis químico de la tiza.

]]>