¿ME AYUDAS CON UN COMPAÑERO?

– Confidencialmente, ¿podrías ayudarme con un compañero tuyo?.

Me miró intrigado y continué:

Se trata de X.  Últimamente un grupito, pero sobre todo un chaval de un curso superior le está molestando cada día en el autobús:  le dan collejas, ponen una mochila en su asiento para que tenga que ir de pie, le ponen la zancadilla… .

– Ah si… ya me había dado cuenta…

– X te nombró de pasada, como uno de sus compañeros, y  estaría bien que te acercaras a él,  para acompañarle.  Ya he hablado con el que más le incordia, y me ha dicho que eran bromas, pero ha comprendido como debía sentirse X, y promete que no lo volverá a hacer, y va a encargarse de que sus amigos tampoco le molesten más.

– No te preocupes, cuenta conmigo.

Esta es una de tantas historias cotidianas que ocurren en el Instituto a diario.  Salió bien, porque en el momento en el que intervienen los iguales, los conflictos se solucionan rápida y eficazmente.  Ya no hubo más “bromas” en el autobús que machacaran a nadie –al menos ese curso-. Ya sabemos que podemos actuar de diferentes maneras. Sin embargo, debemos prever qué consecuencias podría tener nuestro comportamiento.

Situaciones parecidas, más o menos graves, son cotidianas.  Por eso pretendemos promover acciones sobre la mejora de la convivencia desde un enfoque preventivo para conseguir una implicación progresiva de los alumnos y alumnas en las acciones que vamos llevando a cabo, de manera que lleguen a ser protagonistas responsables en su educación.

La convivencia es un fenómeno complejo, multidimensional y heterogéneo construido a partir de las relaciones que se producen cotidianamente entre los múltiples actores que comparten un espacio, en nuestro caso, el Instituto.

El curso pasado, algunas sugerencias del alumnado sobre el tema fueron las siguientes:

– Si alguien se enfada, disculparse y no hacer más bromas.

– Hablar con la tutora.

– No decir nada que pueda molestar al alumno conflictivo.

– Informar a los padres de los actos de sus hijos.

– Se puede hablar con los alumnos, y juntarlos para que hablen entre ellos.  Intentar hablar, aunque sea difícil.

– Intentar relacionarnos más y que haya más respeto.

– Antes de discutir o pelear con alguien, hablar a buenas y si no es posible, recurrir a los profesores, mediadores…

– Actividades en las que la clase participe junta.

– No difundir nada que no sepas que es cierto.  Que se mire por dentro antes de criticar a otro.

– Intentar que nadie se meta con nadie y evitar insultos.

– Respetar a cada uno como es y no meterte con él/ella por ser distinto.

– Enseñar a los que se ríen que una enfermedad no es una excusa para reírse y la persona se puede sentir hundida.

– Cuando tienes la intención de discutir con alguien por algo, pensar si vale la pena y pensar en las consecuencias.

– Tener empatía.  Ser simpático.

– Tratar de que el grupo esté unido y ser sinceros.

– Tenemos que hablar entre compañeros y profesores y tenemos que arreglar nuestros problemas.

– Estar atenta por si hay conflictos para poder ayudar a los implicados o pedir ayuda.

– Que todos intentemos llevarnos mejor y entendernos.

– Ayudar a la integración social, evitar problemas, conflictos e insultos raciales.

– Intentar solucionar todos los conflictos y problemas que haya en el Instituto de la mejor manera y sin molestar o hacer sentir mal a los que intervengan.

– Si algún compañero tiene problemas que lo consulte a los ayudantes y estos al delegado.

– Evitar discriminaciones y mejorar el ambiente de trabajo.

– Estar disponible para todos.

– Intentar que haya buen ambiente.

– Mejorar la convivencia.

Pongámonos a la tarea:  pensar, sentir, decir, hacer,  con interés, sinceridad, buen trato y respeto, porque la resolución pacífica de los conflictos por medio del diálogo y la comunicación mejora la convivencia .

VIVIR ES CONVIVIR

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Orientadora educativa
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