Lo que le puede pasar a tu hijo de mayor si no aprende a gestionar la frustración | Mamás y Papás | EL PAÍS

Los niños que no toleran las desilusiones pueden convertirse en adultos emocionalmente discapacitados . Así puedes evitarlo

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Jóvenes que se creen con derecho a disfrutar sin esforzarse | Mamás y Papás | EL PAÍS

Casos como el del chico que denunció a su madre por retirarle el móvil empiezan a ser habituales

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¿Cómo saber si su hijo adolescente realmente ha bebido, aunque lo niegue?

Enlazo con artículo interesante sobre qué hacer si nos encontramos con una situación de este tipo.

Enlace al artículo

¡Si te organizas da tiempo para todo!

Ayudar a planificar el horario de estudio  a nuestros hijos ayuda de varias maneras. En primer lugar, les ayuda a tomar conciencia de sus responsabilidades y a asumirlas. En segundo lugar, esta organización evita problemas posteriores de estrés, ansiedad y de “procrastinación” ( la acción o hábito de retrasar actividades o situaciones que deben atenderse, sustituyéndolas por otras situaciones más irrelevantes o agradables). Y finalmente,  proporciona un refuerzo positivo el hecho de planear y algo y realmente llevarlo a cabo.

¿Cuáles son las ventajas de contar con un horario de estudio?

    • Crea un hábito de estudio, lo que constituirá una base para toda formación futura.
    • Potencia la concentración. Es más fácil centrar la atención en la actividad que hay que realizar si se cuenta con un espacio de tiempo exclusivo y determinado para ella.
    • Sirve para ser consciente del propio rendimiento y regular esfuerzos.
    • Permite compaginar el estudio con el tiempo libre y disfrutar de otras actividades gratificantes.
    • Ayuda a librarse de la preocupación o angustia que conlleva la acumulación de tareas pendientes.

La importancia que le conceda nuestro hijo al horario de estudio determinará el cumplimiento del mismo.

Nuestra tarea no es la de imponer a nuestro hijo que cumpla un horario “porque sí”, en ocasiones determinado por nosotros mismos y que pretendemos mantener sin concesiones. Es preferible planificar y diseñar conjuntamente con ellos un horario de estudio efectivo y hacerle descubrir las ventajas de realizar una programación adecuada a sus compromisos y deseos. Nuestro objetivo consiste en que, finalmente, nuestro hijo aprecie el valor que tiene cumplir con el horario establecido y lo ponga en práctica cada vez de forma más autónoma.

 

¿Cómo debe ser un plan de estudio efectivo?

    • Personal: adecuado a las necesidades de nuestro hijo. Determinemos cuál es el mejor momento del día para dedicarlo al estudio, qué actividades extraescolares se realizan normalmente y dejemos el tiempo necesario para el descanso y el ocio. Es importante no abusar de las extraescolares, estas actividades deben servir para disfrutar y potenciar las propias capacidades, no para generar más tensión y estrés.
    • Realista: adaptado a la capacidad y disponibilidad de nuestro hijo. Es conveniente programar el trabajo de manera que se pueda cumplir; sobre todo al principio, nuestro hijo debe sentirse capaz de cumplir con lo establecido, de lo contrario puede aparecer desánimo, frustración o rechazo.
    • Flexible: preparado para imprevistos. Hay que tener en cuenta que, con mayor o menor frecuencia, surgen compromisos que nos obligarán a modificar horarios y actividades, pero intentaremos que afecten lo menos posible a las tareas prioritarias establecidas en el horario.
    • Escrito: que sirva de recordatorio de las actividades programadas y, a posteriori, de referencia de las tareas que se han cumplido o no. Con niños pequeños se puede elaborar un cuadro con dibujos que representen las actividades que hay que realizar.

¿Cómo planificar un horario de estudio con nuestros hijos y llevarlo a la práctica?

    • Hacer un listado de las actividades que nuestros hijos realizan diaria o semanalmente y calcular el tiempo que ocupan, de esta forma nos será más fácil establecer prioridades y construir un horario personal y realista.
    • Planificar el horario semanalmente, teniendo en cuenta que no todas las semanas son iguales y que deberemos adecuar el horario a fiestas, compromisos, exámenes o acontecimientos diversos que tengan lugar. Nuestro hijo no tiene porqué privarse de determinadas actividades si aprende a organizar su tiempo. Recordemos la importancia de la flexibilidad en una programación y que cualquier horario está sujeto a cambios.
    • Concretar las tareas al máximo. Por ejemplo, en vez de hacer una indicación general “estudiar sociales”, es preferible detallar las actividades “estudiar los temas 5 y 6 de sociales”.
    • Dedicar un especial interés a las materias más costosas y al orden de realización de tareas. Es mejor comenzar con las de dificultad baja para pasar a las de dificultad más elevada y terminar con las más fáciles.
    • Modificar el horario si se considera que los cambios afectarán positivamente en el rendimiento. Quizá deba ampliarse o reducirse el tiempo dedicado a una actividad según el esfuerzo o la dedicación que veamos que la actividad demanda a nuestro hijo.
    • Intentar que las horas de estudio sean siempre las mismas y en el mismo lugar para crear un hábito de estudio. No debemos permitir que nuestro hijo pierda horas de sueño, que estudie cuando esté muy cansado ni después de una comida importante, ya que la concentración no será la deseable y la realización de la tarea le exigirá un esfuerzo excesivo.
    • Supervisar y ayudar a planificar son etapas en el camino de la responsabilidad que se deben progresivamente superar , no son un fin en sí  mismo. Y por supuesto, no hacerles sus tareas. En ese caso, tomamos un camino diferente, el camino de la irresponsabilidad.

Si se planifica un horario de estudio y se cumple con él de forma continuada y constante, es muy posible que nuestro hijo aprenda unas rutinas que le serán útiles para realizar su trabajo de manera ordenada y autónoma, se habitúe a un ritmo de trabajo y de descanso muy beneficioso para él y que obtenga provecho de sus horas de estudio y de ocio para un adecuado desarrollo personal.

Soy nuevo en el Instituto, mi hijo acaba de entrar en 1º de ESO. ¿Qué hago?

ante todo mucha calma

En esta entrada me gustaría hacer algunos comentarios acerca de los primeros día de curso, la adaptación al nuevo entorno y la ESO.  Los primeros días en el Instituto pueden ser momentos de nerviosismo e incertidumbre, especialmente para las familias.  En primer lugar, ante todo mucha calma:  los profesores, los tutores y todo el personal del Instituto son conscientes de las pequeñas dificultades que un alumno nuevo puede encontrar, tienen la experiencia suficiente y además,  el Instituto tiene un programa y un protocolo de acogida.  También es un hecho que  la mayoría  de los alumnos y alumnas nuevas  se adaptan sin apenas problemas a su nueva situación. Muchas veces,  son las familias las que están más preocupadas que los propios hijos. De hecho la experiencia y las encuestas que hacemos sobre la acogida nos dicen  que  la mayor parte de los alumnos están entusiasmados con su nuevo centro escolar, con sus profesores, con sus nuevos compañeros  y con su recién adquirido estatus de alumno mayor. En este contexto, muchas veces hay que enfriar un poco este entusiasmo inicial de los chicos y chicas nuevas.

Pero también es cierto que pueden aparecer algunas dificultades.¿Qué tipos de problemas son habituales en este período?  En primer lugar, no suelen existir problemas con alumnos mayores de otros cursos. Los alumnos mayores no quieren tener nada que ver con los alumnos nuevos, en el recreo, por ejemplo, los mayores se sientan tranquilamente a almorzar y charlar de sus cosas con sus compañeros y no soportan la energía y el movimiento de los alumnos de 1º de ESO, además los patios y pasillos del Instituto están vigilados

Habitualmente los problemas de los alumnos nuevos son de dos tipos: académicos y sociales. Con respecto a los problemas académicos, algunos alumnos encuentran dificultades para organizarse el tiempo ( una tarde entera “libre”  y no tengo que “estudiar”) y organizarse el material de clase ( muchos profesores con exigencias diferentes: cuadernos, fichas, archivadores…).   En estos casos, conviene tener paciencia y pensar que aprender a organizarse el tiempo es una tarea ardua que “cuesta tiempo”   (¿siempre los adultos tenemos todas nuestras tareas al día?) pero que hay que ponerse “manos a la obra”. Se trata sencillamente de ayudarles a manejar su agenda y a organizarse un pequeño horario para la tarde. Si se organiza el tiempo bien, se pueden hacer muchas cosas. Si pierden el tiempo en la televisión, en el ordenador…entonces ya no hay tanto tiempo disponible y en esa situación, los síntomas de estrés ( especialmente de algunos padres) floceren rápidamente. Aunque en la hora de tutoría se tocarán estas cuestiones, la supervisión y ayuda en el hogar es importantísima. Asimismo, el ayudarles a organizar su material, a tener todo en su lugar correspondiente les va a facilitar mucho la tarea. Y un consejo : siempre hay algo que hacer, es muy extraño que un día “no hayan mandado nada”. Y otro más: ayudar no es sustituir, ayudar no  consiste en que los adultos hagamos lo que nuestros hijos deben hacer por sí solos.

A caballo entre lo académico y social , algunos alumnos con buenos resultados académicos suelen verse agobiados porque su rendimiento o porque la percepción que esperan mostrar no alcanza las expectativas. Esta situación llega a preocupar mucho a algunos alumnos y a las familias. En esta situación,  otra vez mucha calma y un poco de reflexión con los chicos con la siguiente idea de fondo: Las calificaciones son importantes pero son solo un reflejo de lo que se ha aprendido y trabajado, se trata de aprender no de sacar buenas notas. Habrá que revisar con ellos algunas de sus ideas  o actitudes y formas de trabajo. Quizás se hayan confiado en exceso, quizás no hayan sabido organizarse, quizás hayan estado más preocupados de causar una buena impresión que de realmente ponerse manos a la obra.

Los problemas sociales, de integración en las clases suelen ser los que más preocupan a los alumnos y de los que menos nos enteramos los adultos. Sentirse solo, verse relegado del “grupo” es una de las peores pesadillas de los alumnos de la ESO. En el caso de que pudieran existir algún problema  de este tipo conviene sentarse con calma        (¡ una vez más!) y analizar la situación con nuestro hijo. Preguntarle cómo se siente, qué ha ocurrido ( sin juzgarlo) y pensar junto a él cómo se puede hacer para mejorar la situación, teniendo en cuenta que muchas de estas situaciones son pasajeras y que la mayoría de los alumnos encuentra su lugar en el mundo social. La integración del grupo y la resolución de conflictos es uno de los temas estrella en la tutoría de 1º de ESO

En cualquier caso, y como hemos repetido en todas las reuniones de padres, si existe algún problema o tenéis alguna duda o inquietud, NO DUDÉIS en llamar al tutor y pedirle una entrevista personal y exponerle vuestro caso, especialmente si vuestro hijo se queja de que tiene problemas con otros alumnos  porque le molestan o se meten con él . La calma no está reñida con la acción y la primera acción que tomar es llamar al Centro, aquí os ayudaremos en todo lo posible. Feliz comienzo de curso